En la clase de la semana pasada se propuso hacer un rato de meditación. El profesor lo aceptó y nos iba dando pautas para hacer la actividad.
Comenzamos poniéndonos en un sitio cómodo, como nosotros queríamos, algunos tumbados y otros sentados. Nos íbamos relajando, desde los pies a la cabeza y cuando el profesor consideró que estábamos lo suficientemente relajados comenzó a leer la lectura del evangelio del domingo. Cuando terminó de leer tuvimos que empezar a despertar el cuerpo y por último encendimos las luces y empezamos a dar clase.
Fue una actividad que me gustó mucho ya que veníamos del patio alterados y al hacer esta actividad nos relajamos bastante. Me costó un poco movilizarme después debido a lo relajada que estaba. Espero que podamos seguir haciendo esta actividad de vez en cuando.
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